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Saturday 13 de December de 2025
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“El Deportivo Palestino es mucho más que un club de fútbol, es una herramienta de la causa Palestina”

“El Deportivo Palestino es mucho más que un club de fútbol, es una herramienta de la causa Palestina”

Así lo expresa Daniel Jadue, actual alcalde de Recoleta, comuna de Santiago de Chile. Dirigente del Partido Comunista y precandidato presidencial en 2022 –cuando fue derrotado en la interna de la izquierda por el actual Jefe de Estado Gabriel Boric-, comenzó su militancia política en el Frente de Liberación Palestino, se alejó en 1993 en rechazo a los acuerdos de Oslo e inmediatamente se afilió al PC. Es sociólogo y arquitecto.
Agencia Islámica de noticias
Saturday 03 de Feb.
Daniel Jadue, actual alcalde de Recoleta, comuna de Santiago de Chile

Por Maximiliano Torres

¿Cómo fue la llegada de los primeros palestinos a Chile?

La primera corriente migratoria viene durante la 1° Guerra Mundial, cuando el sultán turco otomano elimina la restricción de los hijos de cristianos y de judíos para participar de la guerra en defensa del Imperio y cuando comienzan a reclutar a los hijos mayores para que vayan a la guerra y los cristianos de origen palestino y también muchos judíos mandan a sus hijos a vivir afuera para que no sean reclutados. Eso genera una primera corriente que llega a Chile poco antes de 1920. Mis abuelos llegaron unos años después. Por mi formación profesional, tengo la convicción que se terminan quedando en Chile porque cuando uno analiza la geografía, que es tan importante y determinante en la historia de la humanidad y de las identidades, tú miras la latitud norte que tiene Palestina y la latitud sur que tiene el centro de Chile y es la misma y, por lo tanto, tienen el mismo clima, la misma fruta, la misma fauna. Son zonas muy similares. Llegan aquí, cruzando la cordillera, algunos en burro, encuentran este bergel y esta zona tan parecida a Palestina, empieza a difundirse la noticia y con el tiempo empiezan a llegar y se da la migración del 36, la migración de la Nakba, la de la guerra del 67 y después la última, la de la Intifada de 1987 -que todavía está muy vigente-. Esta tiene una característica diferente porque las migraciones anteriores eran cristianas y esta es mayoritariamente musulmana, provocando una diversidad mayor.

Lo que decís de la geografía y de las distintas oleadas migratorias ¿convierte a la comunidad palestina chilena en la más grande de América y la cuarta más numerosa del mundo?

Yo soy muy riguroso en el uso del lenguaje. Cuando me hablan de comunidad palestina en Chile, sostengo que no existe tal comunidad porque no hay comunidad de intereses ni de cultura, con una psicología común, con una forma de entender el mundo que acá no existe. Si bien acá viven  cientos de miles de palestinos, no forman parte de una comunidad, de ninguna organización palestina. Pueden tener sensibilidad, pero no participan activamente de la causa palestina. Y quienes dirigen lo que se dice llamar comunidad palestina son personajes que sólo se representan a ellos mismos, que son de una elite de los chilenos de origen palestino, que tiene intereses muy particulares, que tienen contradicciones muy grandes porque muchos de ellos son de extrema derecha o de derecha y defienden las violaciones de los derechos humanos que se cometen en Chile pero las critican en Palestina. Tienen una contradicción que no les permite desplegar un buen trabajo por la causa Palestina porque tienen poca credibilidad. Muchos de ellos odian al Imperio cuando están en Palestina pero aman al Imperio cuando se trata de Cuba, de Venezuela, si se trata de las dictaduras de América Latina que instalaron. Hacen negocios con el Imperio, son parte de esa lógica capitalista neoliberal, que es finalmente lo que está por sobre lo que acontece en Palestina y que es un síntoma más a lo largo del mundo de la disputa por los territorios, los bienes comunes, los mercados. Hoy en día lo que se está disputando en Gaza es que el capital está aburrido de pagarle a Egipto para pasar por el Canal de Suez y por lo tanto los israelíes vienen, hace muchos tiempo, con la propuesta de instalar el canal Ben Gurión, que sería paralelo al de Suez pero en Israel. Y para eso, Gaza no tiene que existir. Quieren obtener una parte de Gaza para tener la zona costera que mira al norte, la de mejor orientación del mundo, con la costa Mediterránea, para hacer nuevos asentamientos y barrios de lujo israelíes… que serían grandes negocios inmobiliarios. Yo no creo     mucho en el mito urbano de la gran comunidad palestina de Chile como si se unificara para presionar y para votar. En las últimas elecciones, fui precandidato presidencial por el Partido Comunista y ellos prefirieron juntarse con el candidato que era abierto partidario de Israel y un neonazi. Creo que los palestinos conscientes sabemos de qué lado del mundo estamos y no titubeamos ni tenemos dudas en quién es nuestro adversario y quién nuestro enemigo principal.

¿Los clubes e instituciones palestinas se organizan o dividen según su ideología?

En las décadas del 80’ y del 90’, había una diferenciación clara. Esa comunidad organizada era principalmente de izquierda y esa comunidad organizada luchó para que llegara la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) institucionalmente a Chile y, una vez que la OLP llegó, trabajó sólo con los que eran de derecha y los que tenían capital para aportar. Las organizaciones palestinas de izquierda, después del acuerdo de Oslo, comenzaron a desaparecer, a mitigar su importancia y comenzó a ser hegemónica la posición del Fatah y de la comunidad palestina “oficial”, que no representa los intereses palestinos ni de los chilenos de origen palestino.

¿Cómo fue ese proceso de adaptación e integración?

Creo que los procesos de integración de todas las corrientes son siempre similares. En el caso de los palestinos en Chile, llegaron y se incorporan a la economía informal, comenzando por ser pequeños comerciantes, vendedores ambulantes e incluso vendedores viajeros. Una vez que consiguen estabilizarse con el poco lenguaje que hablan, comienzan a conocer las palabras principales para poder comerciar- cuánto cuesta; cuánto vale- y se empieza a genera este primer proceso de llegada e instalación. Una vez que se instalan y comienzan a salir de la economía informal y a convertirse en comerciantes formalizados, y luego en medianos y grandes comerciantes, en pequeños industriales, en grandes industriales y también se meten en el mundo profesional y obtienen reconocimiento, terminan incorporándose incluso a la vida política de la nación, ya con una plena integración. Es diferente a lo que plantea el sionismo, que es negarse y cuestionar la asimilación. Los palestinos siempre están por la integración total y terminan siendo ciudadanos plenos de sus países y participando en todas las áreas, como el arte, la política, las ciencias, la tecnología, el comercio y la industria.

¿Esas diferencias ideológicas y/o de clase a las que usted hizo referencia, se aprecian en los diferentes clubes y otras instituciones a las que asisten los palestinos chilenos?

En Argentina ocurre eso en la comunidad judía en la que los sionistas tienen sus clubes e instituciones y los no sionistas y de izquierda otros.

Si uno mira la historia de las instituciones palestinas de Chile, primero fueron muy de elite, pero de elite dentro de la comunidad palestina, y hay un proceso en que la mayoría de los palestinos de Chile van mejorando su situación económica porque, como todos los migrantes, son muy trabajadores y muy esforzados porque saben que no están en su país y tienen que sacrificarse mucho para salir adelante. Entonces, comenzaron todos a subir, pero algunos más que otros y se conforma una elite palestina que deja afuera a quienes no integran esa elite. Después, esta elite cuando se olvida que son palestinos pasa a ser parte de la elite nacional y a construir clubes para la elite nacional. Ahí ya es una cuestión de clase. Hoy en día tú entras al Club Deportivo Palestino y ya no hay grandes industriales, ni banqueros, tu ves profesionales, agentes del Estado, algún que otro empresario que todavía queda que le va peor. Los que fundaron el Club Palestino, que eran multimillonarios, ya no van al Club Palestino, van a Santa Martina, tienen otros clubes en los que se intentan ligar y tratan de ser reconocidos por la elite nacional que, aunque tengan más plata que ellos, nunca los van a reconocer como pares. Se dan estas contradicciones, como en todas las comunidades y en todo el mundo. En la comunidad judía argentina, se da algo diferente porque allá había una convicción ideológica mucho más potente. De hecho, fueron la base del Partido Comunista y del aparato económico del PC. El PC argentino fue uno de los partidos comunistas que tuvo uno de los aparatos económicos más fuertes del mundo, y eso de alguna u otra manera terminó generando una distorsión porque, como dijo Marx, es la realidad material la que determina la consciencia y no al revés. Hoy día, los judíos de izquierda siguen siendo fuertes en Argentina, pero en proporción han bajado mucho su influencia con respecto a los sionistas más radicales porque el sionismo se ha preocupado por generar una política de cooptación, de educación e incluso de amenaza a los que no apoyan al Estado de Israel, sacándolos de las instituciones y muchas veces confrontándolos directamente como antisemitas. Se basan en el “auto odio” y tratan de aislarlos. Yo no puedo negar que nunca olvidaremos los palestinos que el primer canciller latinoamericano que reconoció al Estado Palestino fue el canciller argentino que era de origen judío. No lo olvidaremos jamás. Él abrió la puerta a todos los otros países. Ni toda la colectividad palestina de Chile logró lo que logró el gobierno de los Kirchner con el primer canciller que dio ese paso.

Según tengo entendido, usted primero tuvo militancia política en una organización palestina y después en el Partido Comunista de Chile. ¿Es así?

Yo comencé a militar a eso de los 11 o 12 años, no recuerdo exactamente, lo tengo medio difuso, pero era muy joven. Fue en 1978 o 79, cuando la invasión al Líbano; y ya de manera mucho más madura en 1982 después de las masacres de Shabra y Shatila. Milité en el Frente Popular para la Liberación de Palestina, partido marxista leninista conducido por el líder histórico y creo que el líder más importante de la historia palestina, que era Al-Hakim George Habash. Fui el representante para América Latina de la Juventud Palestina y de la Unión General de Estudiantes Palestinos hasta el acuerdo de Oslo. Yo renuncié a la militancia palestina el 13 de septiembre de 1993 y al día siguiente me fui a afiliar al Partido Comunista de Chile, que es mi casa desde ese minuto hasta el día de hoy y siento que será así hasta el día que me muera.

¿Qué define su identidad como palestino chileno o chileno palestino?

Ahí tengo un conflicto porque la vida me ha ido desafectando de las identidades univariables. Hace muchos años leí un libro que me cambió mucho la vida- después de lo que me la cambió “El trabajo enajenado”, en los manuscritos filosóficos de Marx en el que habla de la naturaleza como cuerpo inorgánico del ser humano y nos enseña y nos regala el concepto de la unidad material del mundo en el que todos somos un solo cuerpo. Luego leí el libro “Identidades asesinas” del filósofo libanés Amin Maalouf, y terminé entendiendo que toda identidad que afirma su existencia en la negación de los demás, que toda identidad que se defina así mismo como univariable y que no comprende la tremenda cantidad de diversidades que nos conforman, se va convirtiendo en lo que llama identidades asesinas, por lo tanto me fui alejando de ellas. Ahora, claro, tengo origen palestino y una sensibilidad especial con esta causa por mi historia. Porque yo nací el 28 de junio de 1967, que es el día que después de la guerra en que los israelíes anexaron Jerusalen. Por lo tanto, comprenderás que todos mis cumpleaños, toda mi vida, siempre estuvo marcada por una discusión familiar que ponía eso en primer término. En Chile, para quienes todavía creen en esta identidad palestina univariable, la identidad palestina es muy difusa. Hay gente que ni siquiera sabe que tiene origen palestino, otros se contentan con comer comida árabe los fines de semana, bailar danza árabe, decir alguna palabra o mala palabra en árabe, pero no tienen ninguna ligazón indiscutible con su historia, con su cultura, con la causa, con sus valores, yo te digo, de ninguna manera. La sociedad palestina es una sociedad que no ha entrado a la modernidad todavía, no es una sociedad que esté preocupada en acumular riqueza a pesar de que tiene un par de millonarios. La sociedad en general no está acostumbrada a intercambiar materia y energía más allá de la necesidad. Tú ves familias palestinas que son por cientos de años dueñas del mismo negocio y con eso viven y no quieren crecer ni acumular, porque están mucho más ligadas a la naturaleza como unidad material del mundo que las sociedades contemporáneas, que quieren dominar a la naturaleza. Ellos no explotan la naturaleza más allá de sus necesidades. Ves plantaciones de olivos que tienen 500 o 600 o mil años y siguen produciendo la cantidad de aceite de oliva que la familia necesita para mantenerse. Son identidades distintas. Difícilmente uno podría consentir que los palestinos que viven en Chile son parte de esa comunidad nacional que en Palestina es muy notoria, hay una Justicia comunitaria, hay una comunidad cohesionada. Mientras un millón y medio de israelíes están arrancando, a pesar de estar defendidos por el “4° mejor ejército del mundo”, los palestinos están dispuestos a quedarse a morir en su tierra, tienen las raíces enterradas ahí, ellos no son los dueños de la tierra, ellos pertenecen a esa tierra. Y los que no pertenecen a esa tierra se están yendo a las tierras donde pertenecen, a los países europeos o americanos de donde vinieron.

El Club Deportivo Palestino, que es un club muy importante...

Eso es otra cosa… (risas)

Tengo entendido que usted es hincha de ese club

Yo soy hincha de ese club y nunca he jugado al fútbol, nunca le he pegado a una pelota y, si tú me metes dentro de un ascensor con una pelota, seguramente no le pueda pegar, pero eso es otra cosa. Soy hincha de Palestino porque es mucho más que un club de fútbol, es una herramienta de la causa Palestina. Yo me puedo olvidar el tremendo escándalo que armaron cuando cambiamos los número 1 por el mapa de Palestina y de esa polera con el número 11 con el mapa de Palestina en la espalda se vendieron millones en todo el mundo. Palestino es un elemento especial de la identidad Palestina mundial.

¿Cómo llegó a ser un club tan importante?

Es uno de los equipos más antiguos de Chile, fue fundado en 1920, tiene 103 años, es casi tan antiguo como el Partido Comunista de Chile. Surgió como una necesidad de incorporarse, de hacer beneficencia y de integrarse a la sociedad chilena, que era muy futbolizada. Son 100 años de construcción estratégica de un instrumento de identidad de la comunidad. Hoy día ya está diluido, ya hay muchos chilenos que son hinchas de Palestino, pero cuando otros equipos juegan contra Palestino las barras adversarias llevan lienzos a favor de la causa Palestina y se solidarizan con nosotros. Eso demuestra que una de las cosas que hace el Club Deportivo Palestino es dedicarse al fútbol, pero lo más relevante es que es el reflejo de un instrumento de la causa Palestina a nivel mundial.

¿Por qué se opuso al acuerdo de Oslo?

¿Qué le dio el acuerdo de Oslo a Palestina? A la derecha palestina le dio la autoridad Nacional Palestina para pagarle salarios y formar una clase burocrática que dominara hegemónicamente dentro de la Nación Palestina y a la izquierda palestina le dieron los salarios, pero con las ONGs. Llenaron de ONGs financiadas por Europa y están todos cómodamente recibiendo salarios mientras el pueblo palestino está completamente carente de liderazgos. Ese es el vacío histórico que llena Hamas, que a mí no me gusta, nunca seré partidario de un grupo fundamentalista, pero reconozco el valor que tiene la resistencia y la capacidad de ganar las elecciones del año 2006 con el 67% de los votos y eso no es un chiste, ¿no? Que todo Occidente haya obligado a los palestinos a hacer elecciones que no pueden llamarse libres porque están bajo ocupación y que después de que Hamas gane con el 67% de los votos la hayan desconocido, hayan metido presos a todos los congresistas y hayan tratado de aislar y dividir a todo el pueblo palestino fue una estrategia del Estado de Israel, que incluso había financiado a Hamas durante mucho tiempo para debilitar y destruir a la OLP.

¿Qué salida ve usted para el conflicto en medio oriente?

Yo soy muy radical, muy radical. Creo que seguir matándonos por ser diferentes no contribuye ni tiene ninguna salida en el futuro. Ser radical significa atrevernos a mirarnos como iguales, atrevernos a asumir lo que Marx nos enseñó como unidad material del mundo, entender que somos un solo cuerpo. Ni siquiera soy partidario ni creo mucho en la viabilidad de dos Estados, creo en un solo Estado democrático y laico para todo el que quiera vivir y luchar por un Estado en que todos tengamos los mismos derechos y deberes. Y eso para mí es un solo Estado, podemos discutir el nombre y la forma pero tú comprenderás que ni un Estado judío, ni uno musulmán, ni uno católico van a constituir posibilidades de paz ni de coexistencia pacífica. Sé que mi visión es minoritaria y muy particular.

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