El Ministerio egipcio de Dotaciones Religiosas publicó un artículo en su sitio web oficial titulado “Los derechos de los no musulmanes”, que abordó los principios más destacados a través de los cuales el Islam estableció la libertad de creencia y la igualdad entre musulmanes y no musulmanes.
El artículo señaló que esta libertad se basa en fundamentos coránicos y proféticos claros, como se afirma en el Sagrado Corán: {No hay coacción en la religión} [Al-Baqarah: 256], lo que se reflejó claramente en los tratos de los Califas Bien Guiados, quienes estaban ansiosos por garantizar que los no musulmanes disfrutaran de los derechos religiosos, sociales y humanos, al tiempo que se adherían a los controles que aseguraban la estabilidad de la sociedad y la protección de los intereses de todos sus miembros.
El artículo explicó que la historia islámica muestra que la nación islámica no sólo concedió libertad religiosa a los musulmanes, sino que extendió esta libertad para incluir a todos los residentes en su territorio, a través de un claro compromiso con la no coerción en cuestiones de religión.
El artículo destacó el interés del Profeta Muhammad -que Dios le bendiga y le conceda paz- por proteger los derechos de la Gente del Libro en sus pactos, tales como: la Constitución de Medina y el libro del pueblo de Yemen, ya que afirmó que todo individuo tiene derecho a preservar su religión y practicar sus rituales libremente, lo que se manifestó al permitir a la delegación de Najran rezar en su mezquita sin ninguna objeción.
Los califas bien guiados siguieron el mismo camino. Umar ibn al-Jattab, Abu Bakr, Uzman iban Afwan, Ali ibn Abi Talib garantizaron la libertad religiosa de los no musulmanes, así como la seguridad de sus bienes e iglesias. Prohibieron cualquier coerción con respecto a su religión o interferencia en sus prácticas religiosas. Khalid ibn al-Walid también escribió al pueblo de Damasco, afirmando la garantía de sus libertades.
El artículo continuó: El asunto no se detuvo sólo en la libertad religiosa, sino que también incluyó los derechos sociales y humanos, ya que los juristas enfatizaron el deber de los musulmanes de tratar con amabilidad y misericordia a los no musulmanes, preservar sus derechos al dinero y al honor, y apoyarlos contra la injusticia.
El Islam les permitió la propiedad, los legados, las dotes, las transacciones comerciales, el matrimonio y la atención sanitaria, garantizando así su igualdad con los musulmanes en derechos básicos.
El artículo subraya que los no musulmanes deben respetar los principios generales del Islam, abstenerse de cualquier acción que dañe a la sociedad o amenace su seguridad, acatar las leyes civiles y penales y proteger las creencias y rituales islámicos, aplicando penas justas en caso de violación, de manera que se garantice la igualdad y la justicia con los musulmanes.