Tras la profanación del Corán frente a la Gran Mezquita de Estocolmo, las solicitudes de compra de una traducción al sueco del Generoso Corán han aumentado significativamente.
Según un informe de Alkompis, tras la quema del Corán frente a la Gran Mezquita de Estocolmo, las solicitudes para adquirir una traducción del Generoso Corán al sueco han aumentado de manera significativa. Un efecto paradójicamente positivo de un episodio trágico, que ha impulsado a muchos a querer conocer mejor el texto sagrado del islam.
Una larga tradición de traducciones
Actualmente existen 8 traducciones diferentes del Corán al sueco, la primera de las cuales se remonta al siglo XVIII y la más reciente fue publicada en 2022.
Traducciones históricas
Johan Adam Tingstadius (1748-1827): primera traducción conocida, nunca publicada.
Johan Fredrik Sebastian Kronstolp (1801-1882): primera traducción publicada, en 1843.
Carl Johan Turnberry (1807-1877): nueva traducción entre 1873 y 1874.
1917: se publicó una traducción completa del Corán.
Ake Ollmark (1961): traducción parcial de algunas suras.
Traducciones contemporáneas
Mohammed Knut Brannström (1998, 2000): Koranen Budeskap (“Mensajes del Corán”), con texto árabe y comentarios. Recibió la aprobación oficial de la Universidad de Al-Azhar, pero fue criticada por estudiosos islámicos debido a errores doctrinales.
Quneita Sadaqah: The Holy Quran, con texto bilingüe (columna en sueco y columna en árabe).
Fundación Educativa Escandinava (2022): Den Ädla Koranen, la traducción más reciente disponible.
Un compromiso compartido
Sorprendentemente, más de la mitad de las traducciones fueron realizadas por estudiosos no musulmanes, pertenecientes también a otras religiones como el judaísmo y el cristianismo. Impulsados por el interés cultural y un sentido de responsabilidad hacia la sociedad, contribuyeron a hacer accesible el Corán a los lectores suecos.
Significado actual
El aumento de las solicitudes de traducciones tras la quema del Corán demuestra cómo episodios de intolerancia pueden generar curiosidad cultural y espiritual.
Las traducciones del Corán al sueco no son solo instrumentos religiosos, sino también puentes de diálogo interreligioso e intercultural.
La Fundación Educativa Escandinava, nacida en 2022, ha relanzado este compromiso, señalando una nueva fase de difusión del texto sagrado en Europa.
El punto de partida
Según Jan Eyarpe, profesor de historia de las religiones en Suecia, el deber principal del creyente es recitar el Corán en árabe con tajweed (pronunciación correcta).
La recitación en tarteel (entonación lenta y clara) muestra la belleza del texto, pero la mayoría de los musulmanes en el mundo no comprende el árabe.
Por este motivo, el Corán debe ser traducido e interpretado para poder ser comprendido, manteniendo al mismo tiempo el texto árabe como referencia sagrada.
Traducciones y estudios académicos
En Suecia, el tema fue profundizado por Christopher Toll en el artículo Translating the Quran into Swedish (2005), que analizó la historia y los protagonistas de las traducciones.
Ya entre los siglos XVIII y XIX, tesis universitarias traducían partes del Corán al latín o al sueco, utilizadas por un grupo restringido de estudiosos.
El árabe se estudiaba como lengua oriental, en paralelo con el griego y el hebreo, útil para la comparación con las lenguas semíticas y para la interpretación bíblica.
Traducciones europeas
Traducciones completas del Corán al latín, inglés, alemán y francés estaban disponibles para el público.
La traducción latina de Ludovico Marracci (1698) tuvo gran importancia durante siglos en los estudios coránicos.
Traducciones al sueco
En el siglo XIX, el gobierno sueco mostró un interés creciente por los estudios orientales, que culminaron en la Conferencia Internacional Oriental de Estocolmo (1889) con la participación del rey Óscar II.
En este contexto, las universidades ampliaron los estudios y surgieron las primeras traducciones suecas:
Carl Johannes Thornberg (1873–74): profesor de lenguas orientales en Lund, publicó el Corán en folletos, añadiendo interpretaciones y explicaciones.
Karl Vilhelm Zetterstéen (1895–1931): profesor en Lund y posteriormente en Uppsala, realizó una traducción considerada notable por su precisión y enfoque filológico.
Traducciones del Corán en la segunda mitad del siglo XX
La historia de las traducciones del Sagrado Corán al sueco en la segunda mitad del siglo XX muestra un panorama variado, marcado por enfoques diferentes y por un público en transformación.
Ake Ullmarks (1961): reescribió una traducción parcial del Corán basándose en la versión alemana de Ludwig Ullmann (1840). Esta traducción se considera poco fiable.
Traducción Ahmadiyya (1988): reflejaba la interpretación propia de la comunidad Ahmadiyya. Tuvo un público limitado y fue considerada “herética” o no islámica por las autoridades religiosas islámicas suecas.
Un nuevo público
En los años siguientes, Suecia vio crecer una población de origen musulmán, algo que no era común en el siglo XX. En un contexto ya secular y multirreligioso, la traducción del Corán adquirió un significado diferente, dirigiéndose a un público más amplio y diverso.
Mohammed Knut Bernström
Diplomático sueco, dos veces embajador en Madrid y Rabat.
Convertido al islam a mediados de los años ochenta, percibió la necesidad de una nueva traducción del Corán para los musulmanes suecos.
Se preguntaba cómo los musulmanes modernos podían comprender un texto nacido en el siglo VI en la península arábiga.
Su formación religiosa explica su trayectoria: nacido en 1919 en una familia protestante-católica, se convirtió al catolicismo siendo joven. En los años sesenta, el lema del Concilio Vaticano II (“actualizar”) lo puso en crisis, por estar en contraste con su idea de la religión como una realidad fija y permanente.
En Marruecos descubrió la permanencia del islam y del texto árabe del Corán, sagrado y eterno.
Influencias y método
Bernström estuvo muy influido por el libro The Message of the Quran de Mohammad Asad (1980), un ex judío convertido al islam, que ofrecía un comentario completo y revisado.
Según Jan Eyarpe, profesor de historia de las religiones en Suecia, el trabajo de Bernström no fue una traducción en sentido estricto, sino una reescritura, con interpretaciones y adaptaciones, según Iqna.