En el museo privado Fluxus+, en la ciudad de Potsdam, una obra del artista italiano Constantino Ciervo ha sido objeto de controversia tras la exhibición de un retrato de Ana Frank, envuelto en un pañuelo palestino. Esta imagen ha generado reacciones explosivas, llevando a organizaciones judías a calificarla como un acto de profanación y antisemitismo, lo que ha atraído la atención de la fiscalía local.
La exposición, titulada COMUNE – La paradoja de la similitud en el conflicto de Cercano Oriente, busca abordar temas complejos relacionados con el genocidio y los conflictos culturales.
Ana Frank, la joven judía que vivió ocultada en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial y cuya vida terminó en el campo de concentración de Bergen-Belsen, es presentada en el retrato con un kufiya palestino sobre sus hombros, mientras escribe en una tablet, un contraste que ha sido interpretado de diversas maneras.
La embajada de Israel en Alemania ha expresado su profundo desacuerdo, alegando que la exhibición deslegitima a Israel y relativiza el Holocausto.
Para organizaciones judías, la imagen es un recordatorio doloroso de las tensiones actuales, especialmente en un contexto en el que la violencia contra comunidades judías ha aumentado drásticamente desde octubre de 2023.
Pese a la presión, el director ejecutivo del museo, Tamás Blénessy, defendió la permanencia del retrato como un símbolo de condena a la violencia, señalando que la libertad artística no debe estar sujeta a censura. La propuesta inicial del museo de añadir una declaración que refuerce la memoria de Ana Frank ha sido insuficiente para calmar los ánimos.
Entre tanto, ha surgido una denuncia penal que los directivos del museo consideran un intento de intimidación. La comunidad judía ha enfatizado que exponer la libertad artística a costa de grupos vulnerables no contribuye a la cohesión social ni a la paz.
La fiscalía de Potsdam, por su parte, ha mantenido silencio sobre la denuncia presentada, mientras el museo reafirma su disposición al diálogo. Con la exposición programada hasta el 1 de febrero de 2026 y el creciente interés mediático, la controversia continúa desarrollándose, convirtiendo un simple retrato en un símbolo de un conflicto cultural más amplio, informó Columna Digital.