Cabezas de cerdo fueron arrojadas sobre tumbas en el Cementerio Islámico de Al Nur, al oeste de Sídney, pocas horas después del ataque antisemita en Bondi Beach contra familias judías reunidas para Janucá.
El acto de profanación fue ampliamente condenado como un intento de represalia e incitación al odio. Ahmad Hraichie, director de una funeraria musulmana, condenó el acto "cobarde y estúpido", afirmando que "solo alimenta la ira, el dolor y la división". Enfatizando que los cementerios son lugares de dignidad y respeto, denunció la violencia simbólica, afirmando que "no conduce ni a la paz ni a la justicia".
La policía de Nueva Gales del Sur confirmó la apertura de una investigación e hizo un llamado a la calma, enfatizando que no se tolerará ningún tipo de represalia.
Por su parte, la comunidad musulmana australiana reafirmó su condena inequívoca del ataque antisemita en Bondi, recordando que cualquier violencia contra civiles es contraria a los principios del Islam.