Los musulmanes británicos se enfrentan a un preocupante aumento del odio antimusulmán. Según el primer informe del British Muslim Trust (BMT), encargado por el gobierno, se registraron al menos 27 ataques a mezquitas entre julio y octubre en todo el país. Incendios provocados en Peacehaven, cristales rotos, proyectiles, cruces y banderas colocadas en edificios, grafitis y lemas de odio: los lugares de culto han sido blanco de lo que el BMT describe como "una ola sostenida e intensificada de ataques".

Estos ataques han coincidido con las campañas nacionalistas "Raise the Colour" y "Unite the Kingdom", que han utilizado banderas, cruces y símbolos cristianos para intimidar a los fieles. Casi cuatro de cada diez incidentes implican el uso de banderas británicas o lemas religiosos como "Cristo es Rey". Más de una cuarta parte de los ataques implican violencia o destrucción, mientras que el acoso en línea y el discurso de odio están agravando la situación.

Para Akeela Ahmed, directora del BMT, «la evidencia de este verano es irrefutable: el odio antimusulmán en Gran Bretaña está aumentando en visibilidad y severidad, y las mezquitas están siendo atacadas a una escala asombrosa». 

El informe exige una respuesta urgente: mayor protección para las mezquitas, respuestas policiales más rápidas, coordinación entre las autoridades y la sociedad civil, y programas educativos para combatir los prejuicios.

El aumento de estos ataques es inseparable del contexto político y mediático británico. La normalización de la retórica estigmatizadora, a menudo amplificada por ciertas figuras públicas, crea un terreno fértil para la violencia. 

La brecha entre la magnitud de los incidentes y la lentitud de las respuestas institucionales, según los líderes religiosos, alimenta un sentimiento de abandono entre los musulmanes. Implícitamente, el informe apunta a un fenómeno más profundo: el afianzamiento de un nacionalismo identitario que redefine la pertenencia nacional al excluir a un segmento de la población. Este peligroso cambio, si no se actúa con rapidez, corre el riesgo de normalizar aún más la violencia antimusulmana.

Si bien las cifras oficiales ya muestran un aumento del 19 % en los delitos de odio contra musulmanes, el BMT advierte: «Algo ha empeorado y el país debe corregirlo».