El mercado mundial de alimentos halal está a punto de alcanzar un hito importante: de 1,5 billones de dólares en 2025, podría alcanzar los 3,8 billones de dólares en 2035, según un estudio de Future Market Insights. Este crecimiento sostenido del 9,7 % anual se debe a una demanda que se extiende mucho más allá de la población musulmana.

Este auge se explica por varios factores: el crecimiento de la población musulmana, por supuesto, pero también el creciente atractivo de productos alimenticios considerados más saludables, éticos y transparentes. 

La etiqueta halal atrae ahora a una clientela más amplia, preocupada por la trazabilidad y la calidad. El auge del halal ya no se limita a las carnicerías tradicionales. Los productos certificados ya aparecen en los estantes de los supermercados, en comidas preparadas, aperitivos e incluso bebidas. Esta estandarización está impulsando a los gigantes agroalimentarios a adaptar sus líneas de producción, mientras que las marcas más confidenciales apuestan por el halal orgánico o de origen vegetal para captar un público joven y urbano.

Países como Japón y Corea del Sur, tradicionalmente ajenos a estas consideraciones, ahora invierten en infraestructura halal para impulsar sus exportaciones y atraer el turismo musulmán. 

A nivel mundial, el halal se está convirtiendo en un símbolo de confianza, mucho más allá de su significado religioso. Esta dinámica confirma que el halal ya no es un nicho de mercado. Ahora se está consolidando como una tendencia importante en la industria agroalimentaria mundial, impulsada por las demandas de calidad, sostenibilidad e inclusión. Esta es una oportunidad estratégica que cada vez más actores de todos los sectores buscan aprovechar.