Salt, municipio de la provincia de Gerona, se ha convertido en uno de los principales focos del debate sobre el multiculturalismo en Cataluña. Con unos 33.900 habitantes según el INE en 2024, esta localidad se destaca por su intensa diversidad cultural y religiosa, que ha sido motivo tanto de reconocimiento como de conflictos.
A día de hoy, cerca del 42% de sus vecinos son de origen extranjero, representando más de 90 nacionalidades distintas. Entre las comunidades más numerosas se encuentran la marroquí —que supone un 15% del total— y la gambiana, con alrededor del 6%. También es visible la presencia de ciudadanos procedentes de países hispanoamericanos, subsaharianos y asiáticos, lo que ha configurado un entorno social único en la región.
Esta pluralidad se refleja en el panorama religioso del municipio, donde Salt destaca por tener la mayor proporción de mezquitas por habitante de toda España. Según Sergi Fabri, portavoz local de VOX, podrían llegar a contabilizarse hasta siete espacios de culto islámico, entre oficiales y no oficiales. Algunos de estos lugares no cuentan con la estructura tradicional de una mezquita, ya que operan desde bajos comerciales habilitados por diferentes asociaciones religiosas que, en ocasiones, mantienen tensiones internas entre ellas.
La más grande de estas instalaciones se ubica en el polígono industrial de Torre Mirona, con una capacidad para 750 fieles, lo que la sitúa entre las más relevantes de Cataluña. Además, existen otros centros en puntos estratégicos como la plaza Antoni Gaudí, el barrio de La Massana (donde se encuentra la mezquita sunita Ahlu-Sunna de Rafael Masó), la zona de la travesía de Santa Eugènia o en los alrededores de la plaza Colors.
Estos centros no sólo acogen a marroquíes, sino también a creyentes de Gambia, Mali, Kenia y Senegal, reforzando la dimensión panislámica de la localidad. De acuerdo con los datos disponibles, esto implicaría un templo islámico por cada 4.843 habitantes, informa La Gaceta.