La portuguesa Mariana Tavares y la rumana Maria Serbo son dos mujeres que abrazaron recientemente el Islam, lo que cambió sus vidas por completo. Sin embargo, tuvieron que afrontar algunas experiencias negativas en sus países debido a la islamofobia.

Las dos mujeres, que llegaron a Estambul para estudiar, dijeron que su exposición al Islam cambió sus vidas por completo, permitiéndoles romper los estereotipos que dominaban su entorno.

De predicar el cristianismo al Islam sin escala

Mariana Tavares habló con la Agencia Anadolu sobre su crianza en una familia alejada de la cultura islámica. Afirmó que tenía antecedentes de islamofobia, ya que había sido misionera cristiana y una firme defensora de Israel, y que su proceso de conversión había sido "muy diferente e inesperado".

Tavares enfatizó que la visión negativa del Islam en muchas sociedades proviene de la ignorancia.

Mariana añadió que ver a los buenos musulmanes a su alrededor le abrió el corazón al Islam, creyendo que esa era la clave de su conversión.

"Cuando somos bondadosos y aplicamos lo que se afirma en el Sagrado Corán y la Sunna del Profeta, podemos contribuir a erradicar la islamofobia. Al hacerlo, representamos la paz verdadera y pura, tal como lo enseñaron Dios y Su Mensajero", dijo Mariana.

Un viaje conmovedor y difícil

María Serbo, procedente de Rumania, explicó a un corresponsal de la Agencia Anadolu que se convirtió al Islam hace seis años, concretamente en 2019.

"Empecé a aprender sobre el islam por la islamofobia que escuchaba de la gente. La curiosidad me llevó a investigar", dijo.

María añadió: «Todo el mundo hablaba mal del islam y de las mujeres con velo. Quería saber la verdad. Leí libros sobre las mujeres en el islam y descubrí que lo que se decía era completamente falso. Leí el Sagrado Corán en mi propio idioma y mi opinión cambió por completo».

Serbo confirmó que su proceso de conversión al Islam fue conmovedor y difícil, y que toda su vida cambió después de abrazar el Islam.

María Serbo, cuenta: "Un día fui a una mezquita y le recé a Dios: 'Oh, Dios, muéstrame la verdad. Si el Islam es el camino correcto, guíame hacia él, porque Tú eres quien puede lograrlo. Esa noche, ví en sueños que me había hecho musulmana y había puesto el hijab. Al día siguiente, fue a la mezquita y recité la Shahada".