El 21 de enero, poco después de la tregua temporal y el acuerdo para la liberación de rehenes en Gaza, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció una "operación militar a gran escala" en Yenín contra "militantes palestinos". Israel considera el campamento de refugiados un bastión de estos grupos.
Desde entonces, la ofensiva militar israelí se ha extendido a otras ciudades y pueblos de la zona, como Tulkarem, una importante ciudad en el noroeste de Cisjordania, que alberga dos campos de refugiados, Tulkarem y Nur Shams, construidos para acoger a palestinos desplazados tras la creación de Israel en 1948.
La zona ya ha sido objetivo de numerosas operaciones del Ejército israelí, que han aumentado en escala e intensidad desde el ataque de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023. La última ofensiva incluyó bombardeos e incursiones terrestres, dejando viviendas destruidas, infraestructuras demolidas, expulsiones masivas, muertes y detenciones.
La ONU estima que más de 40.000 refugiados palestinos han sido desplazados a la fuerza. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), al menos 39 palestinos han muerto en la ofensiva: 25 en Yenín, 10 en Tubas y cuatro en Tulkarem. Entre ellos, hay militantes y civiles, incluida una mujer de 23 años de edad, embarazada y un niño pequeño, según DW.
Las nuevas incursiones han ido acompañadas de cierres de carreteras y largas esperas en los puestos de control israelíes en toda Cisjordania, afectando la vida diaria de sus tres millones de habitantes. El Ejército israelí confirmó a DW que ha "cambiado el protocolo" para ampliar las inspecciones en los controles de carreteras en Judea y Samaria, el término israelí para Cisjordania.