Arabia Saudita anunció ayer sábado que sus fuerzas de seguridad expulsaron, de La Meca, a más de 300 mil peregrinos que no disponían de autorización oficial para participar de la peregrinación anual (Hajj).
La gestión de las multitudes es una de las principales preocupaciones durante esta peregrinación, uno de los cinco pilares del Islam y que atrajo a más de 1.8 millones de musulmanes el año pasado, según cifras oficiales.
Entre los que fueron expulsados en los últimos días de la ciudad santa, sede de la Gran Mezquita, figuran 153 mil 998 extranjeros que viajaron al lugar con visados de turista en lugar de los exigidos para el Hajj, informó la agencia de prensa saudita.
Las autoridades sauditas también interceptaron 171 mil 587 residentes del reino que no disponían de autorizaciones válidas, indicó la misma fuente.
Las grandes multitudes han provocado situaciones peligrosas en varias ocasiones, en particular en 2015, cuando una estampida durante un ritual llevado a cabo en Medina, la segunda ciudad sagrada del Islam, provocó cerca de 2 mil 300 muertos.
Los peregrinos no autorizados, y aquellos que los transportan, se arriesgan a multas de al menos 10 mil riales (casi 2 mil 700 dólares), según AFP.