El propósito principal del Ramadán es fomentar la introspección y la cercanía a Allah, recordando la revelación del Corán al profeta Muhammad (P y B). Además, se promueve la realización de buenas acciones tanto para uno mismo como para los demás, estrechando lazos familiares y comunitarios. Este mes no solo se centra en la abstinencia física, sino también en la reflexión espiritual y el crecimiento personal.
Las reglas del Ramadán estipulan que la ruptura del ayuno sin un motivo válido es considerada una falta grave que requiere arrepentimiento y expiación. Sin embargo, existen excepciones que permiten a ciertos grupos, como niños, ancianos, mujeres embarazadas o menstruantes, y personas enfermas o en viaje, quedar exentos del ayuno.
Obviamente las mujeres embarazadas o menstruantes, los viajeros y los enfermos no crónicos, deberán recuperar los días no ayunados una vez finalizados los motivos de no ayunar.
Durante este periodo, que dura 29 o 30 días, existen ciertas prácticas que los musulmanes tienen que evitar realizar.
Dentro de las prácticas que deben evitar durante este mes sagrado se encuentran:
Comer y tomar: desde el amanecer hasta el atardecer, los musulmanes ayunan y se abstienen de consumir alimentos o bebidas, incluso agua.
Fumar: se espera que los musulmanes eviten fumar durante el ayuno, ya que esto también se considera una forma de consumo.
Relaciones sexuales: durante las horas de ayuno, se espera que los musulmanes se abstengan de tener relaciones sexuales.
Comportamiento negativo: además de las restricciones físicas, se alienta a los musulmanes a abstenerse de comportamientos negativos como la mentira, el chisme o el enojo, y en su lugar, enfocarse en la purificación espiritual y la búsqueda de la benevolencia divina.
Este mes no se limita simplemente a la abstención, sino que representa un período dedicado a la solidaridad comunitaria, la generosidad y el desarrollo personal