Narendra Modi, primer ministro de India inauguró el polémico templo dedicado a la deidad hindú Ram en Ayodhya, donde antes existía una mezquita demolida en 1992 por seguidores del BJP, partido de Modi. Esta acción provocó graves disturbios religiosos,a India, que dejaron 2.000 muertes, en su mayoría musulmanas. Tras la inauguración del templo de Ram, y mientras muchos musulmanes se sienten agraviados, los nacionalistas hindúes ahora tienen otras mezquitas y sitios musulmanes en la mira.
El primer ministro de India, Narendra Modi, inauguró este 22 de enero un gran templo al dios Ram, en un lugar donde la tradición hindú cree que nació. Un evento histórico para la religión predominante en la nación más poblada del mundo, considerado por Modi como el inicio de “una nueva era” en su país. Pero este es el último capítulo de un conflicto religioso de 500 años entre musulmanes e hindúes, ya que el templo fue construido en el sitio donde hace más de 30 años se erigía una mezquita que fue derribada por fanáticos hindúes. La polémica inauguración del santuario es vista como un comienzo no oficial de la campaña de Modi por la reelección este año.
Los fundamentalistas hindúes afirman que la mezquita fue construida en el lugar de nacimiento del rey Rama, una de las figuras centrales del hinduismo. “Representa al rey sabio y benévolo por excelencia”, señala Sumantra Bose.
“Es muy importante, especialmente en Uttar Pradesh y en parte del cinturón hindi (que incluye nueve estados del norte y centro de India, donde el hindi es el idioma oficial)”, añade Amalendu Misra, politólogo de la Universidad de Lancaster, que ha escrito sobre la batalla por la construcción del templo Ram Mandir, informa France 24.
El Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), grupo paramilitar nacionalista hindú del que el BJP es una rama política, ha hecho de la recuperación de este lugar "un elemento central de su esfuerzo de movilización", precisa Bose. Una campaña que culminó el 6 de diciembre de 1992 con la destrucción de la mezquita, asaltada por una multitud de fanáticos hindúes, alimentada por la propaganda del RSS.
Musulmanes, los grandes perdedores
Se trata también de una “trampa para la oposición”, reportó el canal de noticias qatarí ‘Al Jazeera’. El Partido del Congreso, principal fuerza de oposición, se mostró muy discreto en esta toma de posesión, negándose simplemente a asistir.
“Es imposible que critiquen demasiado esta ceremonia, de lo contrario serán acusados de sentimiento anti-hindú y de ser un partido que solo se preocupa por los intereses de los musulmanes”, explica Bose.
Estos últimos son también los grandes perdedores en este asunto. La Corte Suprema les concedió un terreno a las afueras de la ciudad de Ayodhya, en 2019. Pero “es un lugar cerca de un pequeño pueblo del que nadie ha oído hablar”, indica el politólogo indio. Además, los musulmanes de India todavía no han conseguido recaudar los fondos para iniciar la construcción de la nueva mezquita.