Sin dudas, en Filipinas uno de los templos más visitados y más reconocidos es la Mezquita Dimakum. Más conocida como la Mezquita Rosa. 

La financió en el 2014 un alcalde que amaba este color. Se llamaba Samsuddin Dimakum. De hecho lo llamaban el “acalde rosa” pues entendía que este color era símbolo de paz y amor. 

A diario los niños se reúnan en círculos para aprender a recitar el Corán. Y durante el Ramadán se colma de fieles para el corte de ayuno. Y es un punto obligado en las visitas de musulmanes al país. 

Y un dato llamativo: fue construido casi en su totalidad por obreros cristianos. Otro rasgo que de la convivencia pacífica entre religiones es el camino más corto hacia un mundo en paz.