La mezquita de Hagia Sophia se construyó, originalmente, como una catedral cristiana ortodoxa. Hace 1,500 años, fue un encargo de la esposa del emperador romano Constantino. Bajo la premisa de establecer el cristianismo como la fe oficial del Imperio de Oriente, éste sería el estandarte de poderío económico, político y espiritual que representaría al territorio.
Incendiada, traída abajo y vuelta a construir al menos 3 veces, la mezquita de Santa Sofía conserva un halo de culto a pesar de ya no ser un espacio religioso. Actualmente, recibe 3.7 millones visitantes al año, según los registros de Statista en 2019. A la par, se convirtió en un refugio de gatos callejeros en Estambul. Ésta es la razón. la mezquita de Santa Sofía lleva décadas siendo un refugio para gatos callejeros. El más famoso de ellos se llamó Gli, que se traduce del turco como ‘unión de amor’. Según documentan medios locales, posó durante años junto a miles de turistas, convirtiéndose en una ‘centinela de la mezquita’ en las redes sociales.
Cientos de turistas se tomaron fotografías con Gli. En vida, tuvo sólo una hija, que convivió con otros gatos callejeros que habitan ahí. Como parte de sus obligaciones diarias, los guías de turistas deben de alimentarlos y velar por su bienestar, informó National Geographic en español.
En 2021, Gli y su hija fallecieron. La madre, por tener más de 16 años, según documentaron medios nacionales; la hija, tras un accidente automovilístico. Sus restos también descansan en la mezquita de Santa Sofía hasta hoy.
“Nuestro cuidado y amor por los animales proviene de la simpatía y el afecto que nuestro Profeta mostró hacia los animales como lo atestiguamos en sus Hadices», dijo a Anadolu Agency (AA) Hüseyin Koçak, un líder religioso turco, sobre este fenómeno. «Son seres vivos como los humanos y Allah los llama Sus ‘siervos mudos’. No pueden hablar, pero entendemos sus situaciones. Sabemos que tienen hambre, sed y necesitan un lugar cálido. Estamos haciendo lo que toda persona con conciencia debe hacer”. .