"El muftí nos ofreció comida y refugio en la mezquita. Me parece que la guerra nos está dando la visión de seres humanos que se han convertido en hermanos", ha asegurado el nuncio del Papa en Ucrania, el arzobispo Visvaldas Kulbokas.
Mucha gente en Kíev y toda Ucrania recurre a las iglesias y monasterios como refugios ante los bombardeos y el peligro de asalto de las tropas rusas, esperando que respeten los lugares sagrados.
En una entrevista concedida a Alessandro De Carolis, de VaticanNews, citada por el portal Religión en Libertad, después de 5 días de guerra, el Nuncio Kulbokas explica que va por la nunciatura con la mochila al hombro "porque nunca se sabe dónde se va a estar en los próximos segundos".
"Hablamos con el asistente del muftí de Ucrania, y también nos dijeron que si necesitamos algo, ellos han organizado comida y refugio en su mezquita... Por tanto, hay mucha solidaridad a nivel confesional e interreligioso, así como mucha solidaridad a nivel global, al menos en gran parte del mundo, y veo que se está prestando mucha atención, se está recogiendo mucha ayuda... Y sobre todo los corazones: los corazones que están cerca", añade.
La mayoría de los musulmanes de Ucrania son tártaros de Crimea, que llevan en la región desde el siglo XV.