Una semana atrás, las mezquitas de los Países Bajos amanecieron en las casillas de correo con mensajes de odio religioso y caricaturas hirientes. La islamofobia en los Países Bajos es moneda corriente.
La fundación Religiosa de los Países Bajos condenó en un comunicado estos mensajes de anónima cobardía: “En el pasado, estas amenazas fueron ataques reales a nuestras mezquitas”, recordaron allí.
La fundación, que hace 40 años lleva adelante desinteresadamente actividades por la difusión de un islam libre de estereotipos, exigió que se identifiquen a los responsables. Y terminar de una vez por toda con el odio religioso.