“Mataron a mi padre… No nos queda nada para comer, nada con qué abrigarnos… Estamos sufriendo muchísimo. Ayúdennos, no sabemos adónde ir”. Las desgarradoras palabras de una joven sudanesa resuenan como un grito de auxilio ignorado.
En Sudán, las milicias de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), continúan masacrando y desplazando a poblaciones enteras. Se está cometiendo un genocidio, ante la casi total indiferencia del resto del mundo.
Desde abril de 2023, Sudán se encuentra inmerso en una guerra devastadora entre el ejército regular del general Abdel Fattah al-Burhan y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como “Hemedti”.
Este conflicto ha provocado cientos de miles de muertos y millones de desplazados. En la región de Darfur, ya marcada por la violencia de la década de 2000, las RSF están aumentando los ataques selectivos contra civiles, reviviendo los peores recuerdos de las campañas de limpieza étnica del pasado.
Según Amnistía Internacional, la tragedia actual es la continuación de un desastre de larga data. En 2003, estalló el conflicto en Darfur, dejando 300.000 muertos y casi 2 millones de desplazados. Veinte años después, el país ha experimentado una nueva ola de violencia desde el 15 de abril de 2023, que enfrenta a Abdel Fattah al-Burhan, jefe del ejército regular, contra su antiguo aliado, el general "Hemedti", líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido.
Desde el inicio del conflicto, miles de personas han muerto y más de 12 millones se han visto obligadas a desplazarse. Se impide que los trabajadores humanitarios presten ayuda vital, mientras que los informes indican ataques indiscriminados, violencia sexual y asesinatos selectivos por motivos étnicos.
Amnistía Internacional también advierte sobre el uso de armamento pesado, tanques, artillería y bombardeos aéreos.
En el oeste del país, las RSF y sus milicias aliadas han llevado a cabo ataques contra comunidades no árabes, en particular contra los masalits, en un clima de terror absoluto.
La ciudad de El Fasher, tras un asedio de 18 meses, cayó en manos de las RSF el 26 de octubre de 2025, dejando a 260.000 civiles atrapados, víctimas de atrocidades y sin acceso a ayuda humanitaria.
La constatación es alarmante: veinte años después del primer genocidio en Darfur, la historia se repite ante los ojos de un mundo que hace la vista gorda, informó Oumma.