El Washington Post acaba de publicar pruebas feacientes: los nombres y las edades de 18.500 niños palestinos asesinados. Estos datos provienen del Ministerio de Salud de Gaza, que registra cada muerte en hospitales, morgues, testimonios familiares y fuentes periodísticas.
Entre las víctimas, 915 bebés no tenían ni un año. Cada grupo de edad, de 0 a 12 años, representa al menos 800 niños asesinados. De 13 a 17 años, aproximadamente 1.000 muertes por cada edad. Esto es exterminio infantil a escala industrial.
“Algunos fueron asesinados en sus camas. Otros mientras jugaban. Muchos fueron enterrados incluso antes de aprender a caminar”, escribe el Post.
UNICEF declara a Gaza el lugar más peligroso del mundo para un niño. Ante este crimen de lesa humanidad, Israel niega, miente y borra las pruebas, mientras continúa su afán de destrucción total.
El gobierno israelí desestima las cifras de muertes palestinas calificándolas de “propaganda”, sin proporcionar jamás un recuento creíble. Una estrategia de encubrimiento, cuando las cifras hablan por sí solas: toda una población está en la mira.