A finales de julio, frente a la embajada iraquí en Copenhague, Quds al-Samerra'i no dudó ni un momento en correr hacia el caballete sobre el que se exponía a la vista un Corán, ensuciado por los zapatos colocados en su cubierta y a segundos de ser arrojado a las llamas.

Sin temor a la adversidad ni al desencadenamiento de la violencia por parte de los extremistas de derecha del grupo Dansk Patrioter, esta iraquí residente en el país de los fiordos sólo escuchó su valentía y su apego al Libro Sagrado para salvarlo de una quema abyecta y eminentemente reprensible.

Desafortunadamente, la moraleja de la historia no es segura... De hecho, para su consternación, después de ser brutalizada por los ultras daneses y arrestada por la policía, Quds al-Samerra'i no solo se enteró de que sus atacantes no incurrieron en ninguna sanción, pero que la habían denunciado por haber “robado sus pertenencias”.

Más insolito aún, se les ha sido devuelto el ejemplar del Corán que querían reducir a cenizas. ¡Si no les dimos el encendedor para encender la pólvora! Los pirómanos de cohesión social definitivamente tienen un futuro brillante por delante en el norte de Europa.

"No me importa perder mi nacionalidad danesa por tratar de proteger el Corán. No me arrepiento de haber defendido el Corán”, proclama con fuerza y ​​emoción Quds al-Samerra’i. Afortunadamente, puede contar con el apoyo del Sindicato de Periodistas Iraquíes, que ha decidido, como muestra de solidaridad, entregarle una tarjeta de prensa.