La alcaldesa de extrema derecha ha prohibido a los musulmanes de la ciudad rezar en sus dos centros culturales. Por lo tanto, se ven obligados a reunirse en este lugar desolado mientras esperan que la justicia se pronuncie sobre lo que consideran un ataque a su derecho constitucional a la oración.

Entre ellos, Rejaul Haq, propietario del edificio y que se convirtió en ciudadano italiano tras llegar de Bangladesh en 2006, expresa su frustración por lo que considera una discriminación.

“Dime adónde debo ir. ¿Por qué debería dejar Monfalcone? ¡Vivo aquí, pago mis impuestos aquí!”, dice. "Católicos, ortodoxos, protestantes, testigos de Jehová... Si cada uno tiene su propia iglesia, ¿por qué no podemos tener una mezquita?".

Los inmigrantes representan un tercio de los habitantes de esta ciudad de 30.000 habitantes, situada en las afueras de Trieste. Muchos de ellos son musulmanes bangladesíes reclutados desde finales de los años 1990 para construir cruceros para el grupo de astilleros Fincantieri.

El de Monfalcone, el más grande de Italia, dio vida a la ciudad durante más de un siglo. En las últimas décadas, ha dependido cada vez más de trabajadores empleados por subcontratistas, que son más baratos y nacieron en el extranjero.

- "Son demasiados" -

Para la alcaldesa Anna Cisint, esta restricción de la oración es una cuestión de ordenamiento territorial, no de discriminación. Como funcionaria electa local en una república secular, no tiene que buscar un terreno para un lugar de culto.

"Como alcaldesa, no estoy en contra de nadie (...), estoy aquí para hacer cumplir la ley", explica Cisint a la AFP.

Sin embargo, la población inmigrante musulmana, que ha aumentado con las reunificaciones familiares y los nuevos nacimientos, se ha vuelto "demasiado importante para Monfalcone", considera. “Son demasiadas (...). Hay que contar las cosas como son”.

Las declaraciones de Anna Cisint le valieron un lugar en la lista para las elecciones europeas de la Liga, el partido antiinmigración de Matteo Salvini, miembro de la coalición gubernamental de Giorgia Meloni.

El tribunal administrativo de Trieste debe pronunciar el 23 de mayo sobre la interdicción de rezar en los centros culturales.