La información errónea que especulaba sobre la identidad del atacante, como musulmán o judío, se difundió ampliamente en línea antes de que la policía identificara al presunto asesino: Joel Cauchi, un cristiano blanco y ciudadano australiano, que fue la séptima persona muerta en el ataque.

La policía dijo el domingo que aún tenían que confirmar cualquier motivación o ideología detrás de los ataques en Bondi Junction de Sydney, pero están investigando si el asesino apuntó deliberadamente a mujeres.

El sospechoso de 40 años de Queensland fue asesinado en el lugar por un oficial de policía que le disparó después de que supuestamente la confrontó con un cuchillo, dijo la policía.

Entre las cinco mujeres que mató se encontraba Ashlee Good, cuyo bebé de nueve meses, que sufrió heridas de arma blanca, fue trasladado al hospital.

La familia de Good la describió como una “humana excepcional” y dijo en un comunicado el domingo que todavía estaban “recuperándose de la terrible pérdida”.

Faraz Tahir, de 30 años, un guardia de seguridad que se había mudado recientemente a Australia desde Pakistán, también murió en el ataque, mientras defendía a otros.

Las especulaciones de que “el perpetrador era musulmán o palestino surgieron en cuestión de minutos”, lo que generó “odio antimusulmán” en los hilos de comentarios de los principales medios de comunicación australianos, dijo el domingo la Red Australiana de Defensa de los Musulmanes (AMAN).

En otro sitio de News Corp permaneció en línea un artículo con el titular “¿Fue esto un ataque terrorista? Pregunta que toda Australia se hace” el domingo por la noche, según Al Jazeera.

"Surgió una "historia sobre que el perpetrador era una persona diferente con un nombre judío, también falsa", dijo AMAN, añadiendo que "nuestros corazones están con las familias de las víctimas y con el bebé que ha perdido a su madre".

Sarah Schwartz, del Consejo Judío de Australia, dijo que “grupos islamófobos de derecha” habían “[explotado] esta tragedia para impulsar su odiosa agenda”.